lunes, 9 de julio de 2012

Rajoy acelera, en vez de frenar, y puede chocar

Milio Mariño


Hay cosas que no lo parecen y tienen una importancia increíble. Pienso en Manolo el del Bombo, un personaje que merece ser estudiado por la sencillez de su mensaje y su capacidad, demostrada, para enardecer a las masas y transmitir ese entusiasmo que tanto nos hace falta. Debería tomar nota el PSOE, debería ficharlo para que se situara detrás de nosotros y nos animara con un golpe de bombo cada vez que aparece Rajoy y anuncia, como hace poco, que piensa pisar el acelerador para implantar nuevos recortes.

Así, a bombo y platillo pero sin la gracia de Manolo, fue como anunció Rajoy que este verano está que se sale. Podría haberse callado, ni los límites de velocidad ni el precio del carburante aconsejan pisar a fondo. Pero claro, de dónde no hay no se puede sacar. Refrán que lo mismo puede servir para indicar que una persona escasa de luces difícilmente podrá aportarnos una solución brillante como para señalar que nadie puede dar lo que no tiene. Sería como pedirle peras al olmo. Que es lo que el Presidente vuelve a pedirnos cambiando el mono de piloto por el uniforme de un guardia que insiste en multarnos sin que medie, por nuestra parte, ninguna infracción punible.

Rajoy quiere presumir de piloto pero el oficio le viene grande. De hecho todo el mundo lo ve como un despiadado guardia de Merkel que pone multas a troche y moche menos a los que viajan en Rolls y Mercedes. Al parecer, no ve otra solución que las multas y eso nos lleva a pensar que nadie le ha dicho que, en este momento, hay 1,2 millones de coches que no se mueven. Coches que ya no circulan porque sus dueños no tienen ni para gasolina, amén de que las autopistas están perdiendo clientes, a razón de un 22,4 % en los últimos meses, y que el tráfico se ha reducido, en Madrid, una media de 80.000 coches al día.

La explicación la dábamos antes: de dónde no hay no se puede sacar.  Pero Rajoy sigue empeñado en poner multas a pesar de que cada vez se circula menos y a fin de mes las gasolineras están vacías. Alguien debería decirle que no va más, que las familias que no están con el agua al cuello la tienen por la barbilla. Que no es broma eso de que tengamos 1,2 millones coches parados. Que tampoco lo es que la gente coma menos y peor. Que basta un vistazo a la cesta de la compra para comprobar que apenas se vende fruta y pescado y, en cambio, se dispara el consumo de pescado basura, del pez panga, que viene de Vietnam y China.

Ciertamente, no éramos ricos pero a base de multas han conseguido que nos estemos empobreciendo a pasos agigantados. El consumo ya no es que caiga es que se ha desplomado. Pero nada, oiga, Rajoy como si tal cosa, como si no existieran los límites de velocidad ni las señales de alarma. Ahí lo tienen, sentado en el Ferrari de la mayoría absoluta que le regalaron los españoles y diciendo que piensa acelerar a tope.
 El problema no es que se estrelle o caiga por un precipicio. Si fuera así habría que lamentar solo una víctima, lo malo es que puede llevarse a medio país por delante.

Milio Mariño/ Artículo de Opinión / La nueva España



No hay comentarios: