lunes, 28 de junio de 2010

Refundación de los verdes y de la marchita IU

Milio Mariño

Cuentan que en IU andan atareados buscando ingredientes para cocinar una nueva refundación y presentarse a las elecciones con una imagen distinta y más atractiva. Algo parecido a lo que hicieron hace tres décadas. Disfrazarse de nueva coalición de izquierdas para atraer a los socialistas descontentos, los ecologistas, los verdes, los republicanos y todos los que, a las siglas de marca, añadieron dos o tres letras. Un empeño en el que también participan Iniciativa del Poble Valencià, Iniciativa d'Esquerres, Chunta Aragonesista, Nueva Canarias y la plataforma andaluza Paralelo 36.

En principio parecen muchos, pero como en lo ideológico IU se parece a la tripa de Jorge, seguro que caben todos y alguno más que se apunte, pues no es previsible, tampoco, que vayan a tener problemas de aforo.

La idea es de Cayo Lara, que a diferencia del conde Arnaldos, que dijo aquello de que yo no digo mi canción sino a quien conmigo va, se ha apresurado a decir que aboga por una convergencia de rebeldía que haga frente al ataque financiero y a los especuladores que atentan contra la soberanía nacional.

Ahí queda eso. A mi me pasó como a ustedes, que no daba crédito, pero como la refundación debe ser abrir las puertas para que entre todo hijo de vecino, incluidos los del pelo engominado y el polo con cocodrilo, igual resulta que IU se refunda hasta el punto de enmendarle la plana a Marx y defender el capitalismo nacional frente al universal. Vaya usted a saber. El caso que no sé por qué, pero Cayo Lara me parece algo así como una refundación de Julio Anguita, a quien conocí la víspera de que saliera elegido, un momento antes de que dijera a los periodistas: «Cómo quieren que les diga que yo no me presento».

Recordado aquello también recuerdo que, a mediados de los ochenta, solía ir, de vez en cuando, por la tertulia de Bocaccio y, siempre que iba, allí estaba Gerardo. Quiero decir Gerardín, a quien si algo tengo que reprocharle es que olvidara que había nacido en La Cerezal y hablara con ese «egg qué» horroroso que tanto prodiga Bono. Por lo demás me caía bien, incluido aquel porte de dandy y aquella trinchera blanca que llevaba a todas partes. Me caía estupendamente porque no era lo que Santiago Carrillo había querido que fuera; era él mismo, con sus virtudes y sus defectos. Luego ya fue diferente. Luego llegó Julio Anguita con la teoría de las dos orillas, el sorpaso y sus comidas, en comandita con Aznar y Pedro J Ramírez.

Dije en comandita porque las sociedades así constituidas, según el derecho mercantil, son las que se salen de las formas tradicionales y permiten que toda persona que tuviera impedimento moral o jurídico para dedicarse al comercio pueda hacerlo y repartirse luego las ganancias.

La cosa es que Los Verdes, siguiendo los pasos de los europeos de Cohn-Bendit, también andan de refundación y se están llevando a muchos militantes de Izquierda Unida. No sé lo que al final saldrá de todo eso pero no parece lógico que IU esté convocando una convergencia de rebeldía contra lo que llaman el gobierno socio-liberal del PSOE y siga formando parte de esos gobiernos, o reclamando el apoyo de los socialistas, en numerosas comunidades, diputaciones y ayuntamientos.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / La Nueva España

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