miércoles, 11 de noviembre de 2009

Piratería Política

MILIO MARIÑO

A pesar de los antecedentes pensaba yo que esta vez no sería igual. Que, aún, contando con qué viene de largo que el PP utilice como estrategía que el Gobierno todo lo hace mal, había que ser muy ruín, moral y políticamente, para utilizar el secuestro del Alakrana y sacar rédito político de un drama que nos está sobrecogiendo a todos.
La realidad es otra. Es una fantasía delirante de obsesiones odios y rencores que el principal partido de la oposición lleva siempre en los labios y no pierde ocasión de manifestar como quién se sirve de una descarga eléctrica que le motiva y le da fuerza.
El Partido Popular, que ya habia utilizado el terrerorismo y no le duelen prendas a la hora de cuestionar a las instituciones del Estado y enfangarlo todo pensando que así saca provecho y cosecha votos, ha decidido dar, si cabe, otra vuelta de tuerca y jugar, ahora, la más indigna de todas las bazas: capitalizar politicamente la legitima preocupación de las familias de los marineros secuestrados y servirse de sus sentimientos para fustigar al Gobierno.
La falta de respuestas, de responsabilidad y de liderazgo ante las banderías, los caudillismos, la corrupción y los problemas internos, lejos de afrontarlos con la reflexión y el rigor que deberían imponer la sensatez y el buen hacer democrático, los ha resuelto el PP con un carpetazo a medias y acudiendo, para taparlo, a lanzar un nuevo torpedo contra esa linea infranqueable que debería ser la lealtad al Gobierno en temas de Estado. En temas que deberían encontrar un consenso claro, crítico si se quiere - como en el caso de Lamazares- pero consenso de apoyo ante un adversario exterior que está ejerciendo un chantaje mafioso.
El hecho de que la situación de los marineros sea cada vez más dramática no justifica, sino todo lo contrario que, una vez si y otra también, se ponga al Gobierno en la picota por este caso. Aprovecharse de la angustia de las familias, y de la incertidumbre ciudadana, es un acto de piratería política. Es contribuir a que los piratas incrementen la presión que ejercen sobre el Gobierno español a través de un chantaje inaceptable.

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